CONSEJEROS DE EMPRESAS FAMILIARES

CONSEJEROS DE EMPRESAS FAMILIARES

Queridos emprendedores y familias empresarias,

He participado en varios eventos a lo largo de los últimos meses en Latinoamérica de formación para tanto para familias empresarias como para consultores. Durante los mismos, así como en medios de comunicación he sido preguntado insistentemente por el perfil del asesor de empresas familiares. Como la cuestión genera interés quería dedicar este post para fijar algunas ideas al respecto.

Comenzaré por decir que mi concepción del acompañamiento a las empresas familiares es muy holística y estratégica, comprendiendo el apoyo tanto para abordar retos de familia como de negocio desde la atalaya que suponen los órganos de gobierno de que debe dotarse una familia empresaria. Se trata generalmente de procesos de transformación que demandan una aproximación muy artesana y de lluvia fina. Por eso suelo referirme para definir la posición con el término consejero. Con esa perspectiva, absolutamente personal,  creo que la principal contribución del consejero es ayudar a crear o perfeccionar un sistema de gobierno que incluya espacios separados para la reflexión de los asuntos de la agenda estratégica, de familia y de empresa. La tarea va más allá de la elaboración de un protocolo de familia, pues luego habrá que darle vida, entre otras cosas, para poner en marcha la gobernanza. Sólo con esta perspectiva estratégica, que complemente la lógica atención a la operación, las familias empresarias podrán crear las condiciones para su continuidad.

Bajo estos presupuestos señalo seguidamente algunas características que debieran adornar el perfil del consejero:

– Empatía con la empresa y sus valores: condición básica sin la cual no merece la pena siquiera iniciar una andadura conjunta. Hay que trabajar de manera intensa juntos y deben darse las condiciones de partida para asegurar que se va a armar un buen equipo. Compartir valores es fundamental

– Experiencia en la materia: la tarea obliga a tratar asuntos muy delicados, de alto impacto emocional y/o económico. De ahí que deba ser abordada desde el rigor y sentido común que va proporcionando las arrugas y las canas

– Madurez personal y profesional: un consejero debe actuar como los buenos árbitros en el ámbito deportivo. Influir pero que su desempeño quede en un segundo plano. Es la familia empresaria la protagonista. Desde la madurez es más fácil encontrar el punto exacto.

–  Capacidad de racionalizar problemas y aportar rigor en la búsqueda de soluciones: los debates sobre los asuntos estratégicos deben estar presididos por la razón y el consejero debe aportar método para ello. Abandonar el “hablar por hablar” y ayudar a construir conversaciones estratégicas

– Independencia y coraje, pues habrá veces que tocará decir lo que no gusta escuchar, y además, decirlo de frente a quien/es te pagan. Pero hay que ser honestos para ser un buen consejero. De lo contrario, pasarás de consejero a palmero.

– Red de relaciones: en muchas ocasiones en los asuntos de gobierno surgirán temas de los cuales lógicamente el consejero no es experto. Pero si tiene una buena capacidad de networking podrá aportar a la familia empresaria buenas alternativas para trabajar dichas cuestiones

–  Pensamiento estratégico y visión de altura: los retos del gobierno y la familia hay que abordarlos en clave estratégica, de largo plazo. Por eso es tan importante definir asuntos y prioridades diferentes para los diversos asuntos que se entremezclan en el gobierno y la gestión de empresas de familia

–  Aportación de valor: finalmente el acompañamiento del consejero debe revertir en una ayuda importante para facilitar la necesaria transformación que el negocio familiar y la familia empresaria demandan

Tengo muy claro, por mi propia experiencia, que pocas cosas tan gratas como ver la evolución de las familias empresarias a quienes acompañas. Cambios que pasan desde el lenguaje hasta la formalización de las reuniones pasando por la contribución a cuestiones tan fundamentales para una familia empresaria como la cohesión familiar o el crecimiento empresarial. Razón por la cual siempre animo a las familias empresarias a contar con buenos consejeros. Y a estos, demandarles el mayor rigor en una tarea que exige la mayor responsabilidad.

Hasta pronto. No dejes de esforzarte por ser muy feliz que, al final del día, es lo más importante para ti y los que te rodean…

 

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