ES LA EDUCACION… CON MAYÚSCULAS

Queridos emprendedores y familias empresarias,

Estamos asistiendo en España a una feroz campaña electoral donde, como de costumbre, predomina el tacticismo y eslogan frente a la visión de largo plazo y las reformas de hondo calado.

Hay un reto nada fácil de resolver. Combinar los tiempos políticos, marcados por la siguiente elección, y los tiempos estratégicos que demandan años para consolidar las transformaciones que necesitan las sociedades modernas.

No creo equivocarme al afirmar que la prosperidad de una sociedad en el entorno actual solo se va a facilitar si esa sociedad resulta ser competitiva. Una sociedad competitiva es aquella en la que sus integrantes gozan de empleabilidad cualificada, están bien preparados y ayudan a que instituciones públicas y empresas privadas tomen las mejores decisiones en un contexto que, quiérase o no, es terriblemente competido, dinámico y global.

Lo hemos visto a lo largo de nuestra historia reciente. Si un país no es capaz de generar oportunidades, la gente más talentosa buscará fuera sus océanos azules. Y muchos no van a volver, lo cual supone descapitalizar seriamente la sociedad. De la misma manera que las empresas huyen de entornos hostiles, donde no hay certidumbre en las reglas del juego o donde resulta complejo atraer y retener el necesario talento. Bajo mi punto de vista la palanca central de la competitividad es la educación. De tal modo que la educación debería jugar un papel decisivo para que en nuestra economía la ciencia, la tecnología y la industria vayan toman el necesario protagonismo. Bajo estos presupuestos se crearán mejores condiciones para construir un modelo sostenible.

Abordar a fondo el reto de la competitividad, asunto central de nuestra sociedad, pasa por revisar a fondo nuestro sistema educativo. Algo de lo que se oye muy poco en el vocerío electoral que nos masacra cada día. La educación es el factor clave del progreso.

Es un hecho indiscutible que la sociedad del cambio está impactando absolutamente nuestro mercado laboral. Esa mezcla de las dos grandes revoluciones que nos toca vivir, globalización y digitalización, va a provocar que 9 de cada 10 puestos de trabajo se van a ver afectados por las llamadas nuevas tecnologías en el futuro cercano. Lo grave es que hay un riesgo enorme de que muchos nuevos puestos de trabajo queden vacantes por falta de cualificación. Un drama en un país como España donde el desempleo se ha convertido en una secular tara.

Recientemente, Raúl Grijalba, presidente ejecutivo de ManpowerGroup, presentó el estudio ‘Los jóvenes y el empleo, ¿qué futuro les espera?’. De este informe destaco algún dato relevante. Se estima que se crearán en torno a medio millón de puestos especializados hasta 2028, de los cuales cuatro de cada diez irán dirigidos a jóvenes menores de 35 años. Lo paradójico es que no habrá suficientes candidatos para ocuparlos, debido al desajuste demográfico y a la carencia de formación adecuada, y la mitad de ellos podría quedarse vacante. En resumen, mientras que en 2018 los jóvenes suponen una cuarta parte del empleo de alta cualificación, en 2028 aportarían cerca del 40%. Con un riesgo evidente de no poder atender esta demanda.

Otra investigación de Ranstad estima que en 2.020 quedarán vacantes en nuestro país casi dos millones de puestos de trabajo por falta de profesionales cualificados. Específicamente se señala la significativa ausencia de profesionales con perfil STEM (acrónimo de science, technology, engineering y mathematics). Problema mucho más acuciante, por cierto, entre las niñas que se invisibilizan en este tipo de carreras. Las necesidades de empleo en este ámbito se estiman crezcan al 10% en los años venideros.

El estudio ‘Orientación Profesional y Formación Digital: Hacia un Modelo Integrado para el Empleo Juvenil», realizado por el Instituto de la Empresa Familiar, junto a la Fundación Bankia para la Formación Dual, destaca la existencia de sobrecualificación de licenciados cuyo perfil no es demandado por las empresas. Por el contrario, existe en el mercado español un déficit de una Formación Profesional dual de calidad. No extraña que la disponibilidad de personal cualificado sea ya la tercera mayor preocupación del tejido empresarial español, que ha pasado de apenas un 3% en 2011 al 15% actual

Las evidencias con contundentes. Ante esta perspectiva las cuestiones son obvias: ¿Cómo nos estamos preparando para este trascendental cambio en el mercado laboral? ¿Quién se está encargando de impulsar la colaboración entre el mundo académico y el corporativo? ¿Cómo enriquecer el curriculum académico de los diferentes cursos para adaptarlos a esta realidad cambiante? ¿Qué nuevas metodologías docentes hay que ir implantando para adecuare a una realidad diferente? ¿Cómo preparar mejor a nuestros jóvenes en el entorno STEM? ¿Cómo preparar a los profesores para abordar este desafío? ¿Cómo modificar sistemas de evaluación de docentes y alumnos? En definitiva, ¿Dónde está el plan estratégico de la reforma educativa que incluya desde la educación en el jardín de infancia, los colegios, la formación profesional y hasta la formación universitaria? Aún más, estamos abocados a la formación permanente como corresponde a una vida laboral más longeva y escenarios de cambios vertiginosos.

Cuentan los expertos en marketing electoral que en 1.992 Bill Clinton ganó las elecciones en USA a Bush padre gracias al súbito reenfoque de su campaña para centrarse en los asuntos de la economía. El éxito hay que apuntárselo a James Carville, quien pegó un cartel en las oficinas electorales del equipo de Clinton con la ya famosa y contundente frase “the economy, stupid”. Me parece que ahora nos jugamos mucho para el futuro de en España en las próximas décadas. Y, en este caso, me animo a señalar que un factor clave es la EDUCACION…. con mayúsculas.

Hasta pronto. No dejes de esforzarte por ser muy feliz que, al final del día, es lo más importante para ti y los que te rodean.

 

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