EL PAPEL DE LA MADRE EN LA EMPRESA FAMILIAR

EL PAPEL DE LA MADRE EN LA EMPRESA FAMILIAR

Queridos emprendedores, y muy especialmente hoy, queridas emprendedoras,

Empezaré diciendo para quienes nos leéis desde fuera de España que hoy aquí tenemos convocada una huelga general. Llevo desde las 6,30 de la mañana trabajando porque, desde el respeto a otras opciones,  creo que es así como se sale de la crisis y se asegura tener una sociedad mejor que es tanto como decir una sociedad más emprendedora. Bajo esos supuestos del emprendedurismo que tanto defendemos en este espacio digital considero se desarrollan mejores oportunidades de empleo, riqueza y bienestar para las sociedades modernas.

Dicho lo cual, paso a asumir mi compromiso de hablar del papel de las madres, mejor dicho, de las mujeres en la empresa familiar.

Si miro la perspectiva de hoy y mi previsión de futuro observo que cada vez más madres y, en general, más mujeres son y serán las fundadoras o las líderes continuadoras de los negocios de la familia. Observo este fenómeno con total simpatía porque significa que la educación que se recibe en casa y  la formación adquirida ya no discrimina entre hombres y mujeres. Conozco cada vez más emprendedoras de raza que han creado y hecho crecer sus negocios con enorme mérito pues a las dificultades propias del proceso deben unir las derivadas de una sociedad que, en mayor o menor grado, aún tiene tics machistas más las propias de compatibilizar el trabajo con el rol de madre.

Y, por supuesto, también cada vez más son las familias empresarias que eligen como sucesoras a mujeres en el bien entendido que reúnen las mejores cualificaciones para pilotar en el futuro el barco de la empresa familiar. Me gusta que estas circunstancias se den de manera natural porque cambia la mentalidad y no tanto por imposición de cuotas. En realidad, me gusta mucho más este proceder que el aquellas familias que todavía entregan las riendas del negocio al varón mayor por más que este sea un zoquete total.

El análisis del pasado ofrece una perspectiva bien distinta, sobre todo en países latinos. En general ha sido el hombre/padre quien se ocupaba del negocio y la mujer/madre de la familia. En esas circunstancias muchas madres han jugado el meritorio papel de constituirse en lo que hoy llamaríamos el consejo de familia. Las madres han sido quienes han atemperado las disputas entre hermanos para evitar que la sangre llegara al río,  quienes han canalizado las relaciones no siempre fáciles entre padre e hijos, quienes se han encargado de la educación  de los hijos o quienes han dado su apoyo al marido en esos momentos duros que todos los empresarios hemos vivido con mayor o menor frecuencia. Por tanto, el papel ha sido fundamental y de un extraordinario mérito, seguramente no muchas veces reconocido como merece. Tan relevante es este proceder que mi sugerencia es que cuando esto ocurre se sigan manteniendo esos roles pero dándole un poco más de formalidad al asunto. Si tuviera que poner un pero éste sería que en muchas ocasiones he observado actitudes muy protectoras en las madres frente a los hijos que han impedido que en la empresa se tomen las mejores decisiones. Insisto que ésta es una característica más de las familias latinas.

La verdad es que gustaría especialmente hoy conocer las opiniones y experiencias de las seguidoras del blog.

Hasta pronto, sed muy felices que es lo verdaderamente importante y espero vuestros comentarios!!

13 Comentarios
  • javier macias
    Publicada a las 10:12h, 29 septiembre Responder

    Manuel, completamente de acuerdo en todo, incluso en lo de trabajar desde muy pronto por la mañana, con la fresca! como decían en el pueblo de mis padres.

    Con respecto a las nuevas oportunidades de las mujeres en las empresas familiares me gustaría añadir algo. Pienso que esta situación es tan novedosa que en algunos casos la familia propietaria no sabe cómo reaccionar. Resulta que si la mujer era la que se dedicaba de la educación de los hijos y de calibrar el clima emocional de la familia para llevarlo una temperatura agradable mientras el hombre se dedicaba a tiempo completo a su empresa para dejar un legado decente a sus hijos, ¿cómo se va a regular ahora la familia si la mujer se entrega con el mismo ahínco a la empresa ?, ¿quién se va a encargar de la educación de los hijos? ¿el padre?… Por otro lado, está el hombre preparado para «soportar» una mujer que puede llegar a tener más poder de decisión que él, más reconocimiento social, más ingresos económicos, etc.

    A mi modo de ver necesitamos educar a las familias empresarias, e incluso a la mujer misma a asumir este nuevo papel. Algunas veces me encuentro trabajando con mujeres que después de conseguir su éxito en su empresa familiar se dan cuenta de que han descuidado la educación de sus hijos y ahora tratan de remediarlo con una dedicación exclusiva que impide para la emancipación efectiva de los hijos (ahora ya en sus treintaytantos). De esta forma retarda (sin intención, ¡claro!) la maduración tanto de la familia como de la empresa. Si a este escenario también añadimos una desvalorización del papel del marido, dado que, bueno… digamos que a sus ojos no tiene tanto «éxito» (¿qué es éxito?) como ella, el conflicto marital está servido.

    Llegados a estas circunstancias, ¿cómo podemos sentarnos a hablar de la continuidad de la empresa?.

    Con esto no quiero decir que la mujer se haya convertido en la opresora del sistema familiar, sino que en algunas ocasiones esta incorporación de la mujer a los puestos de responsabilidad en la empresa (y más enfatizado en las empresas familiares) se vive como el desempeño de un rol masculino que antes era potestad de «el patriarca».

    A mi modo de ver, del mismo modo que en la sucesión aprovechamos el relevo generacional para mirar a nuevos horizontes, evitando réplicas padre-hijo, pienso que en la incorporación de la mujer a la empresa familiar necesitamos también un largo proceso de aprendizaje donde los sistemas patriarcales aprendan a convivir con los sistemas matriarcales, llegando en lo posible a la complementareidad entre ambos sistemas.

    Pido disculpas por la extensión del comentario. Parece que tenía ganas de decir algo al respecton lo sabía hasta que me puse a escribir.

    Saludos y gracias por este espacio de reflexión!

  • Manuel Bermejo
    Publicada a las 11:24h, 29 septiembre Responder

    Javier, la verdad es que al hilo de tu reflexión me parece que merce la pena destacar que hay un proceso de aprendizaje muy importante que hacer ante este nuevo mundo que afrontamos, uno de cuyos vectores de cambio es la definitiva incorporación de la mujer al ámbito laboral y empresarial. Creo que debemos aprender todos a convivir bajo esquemas distintos y los procesos de cambio nos cuestan especialmente a los seres humanos. Me parece que la comunicación abierta y franca juega un papel defintivo en este punto para tratar de conciliar los interes de todos. Peor nadie dijo que fueta fàcil, la verdad. Gracias por compartir tus ideas

  • Montaña Benavides
    Publicada a las 12:29h, 29 septiembre Responder

    Hola Manuel, buenos días, aquí estoy en mi puesto y trabajando a tope, pero los teléfonos me dan un respiro para darte mi opinión , con conocimiento de causa , acerca del tema que muy bien has planteado en este blog.
    El papel de las mujeres en la empresa familiar…tela el temita, si nos olvidamos de los roles tradicionalemte asignados tanto para hombre como para mujeres nos encontramos hablando de personas, además formadas, con una cultura familiar un poco más actualizada, además con cierto y elevado grado de inteligencia emocional, y que hayan salido del entorno familiar y conocido mundo, nos encontraremos con personas capaces de liderar un proyecto ya sea en el entorno profesional, personal, familiar o el mas dificil todavia personal-familar-profesional, nadie sale indemne de esta, pero estoy convencida de que la responsabilidad de las siguientes generaciones cumplan con los requisitos mínimos es compartida y no me refiero a suavizar discusiones o poner una comida exquisita para templar gaitas, ni hacer un drama, «Que no se disguste tu madre» todas estas cosas a las mujeres nos hemos visto obligadas a hacer el «papelito» para ayudar a sus sus maridos !!Pobres!! ellos y ellas!!, si no a una transvase de conocimientos, habilidades, y valores que hagan que tengamos una actitud honesta, y libre, y que en casa se predique con el ejemplo, nunca más utilizar el chantaje emocional de las madres para unir a la familia, una madre inteligente facilita «la corta de las ramas» que tu muy bien nos has enseñado, sin hacer un drama familiar, no quiero echar leña al fuego pero se habla mucho y el ejemplo en casa es otro.Nos queda mucho, vamos avanzando poco a poco, ya te contaré dentro de unos años que pasa con mis hijas…
    gracias por esta oportunidad
    Un abrazo
    montaña

  • Elena
    Publicada a las 12:54h, 29 septiembre Responder

    Buenos días.

    Justo la actitud que esperaba ante el día de convocatoria de huelga general. He de reconocer que, a pesar de que, desde mi regreso a España (mi experiencia laboral es mayor fuera), veo con tristeza que ciertos comportamientos viciados que hacen caminar al país más lentamente que los demás e incluso hacia atrás, siguen existiendo, esta mañana me he sentido orgullosa del resto de los españoles que sienten un compromiso por su trabajo más allá del presunto miedo a la pérdida de salario o cotización a la s.social. Yo no he sido tan madrugadora, pero pasadas las 7am estaba en la calle haciendo malabarismos con el transporte público y me ha encantado ver las calles llenas de gente previsora dirigiéndose a su trabajo andando y en coche, y un servicio de transporte en Madrid que me ha llevado a mi destino en menos tiempo del habitual a pesar de las lunas rotas en los autobuses y sabotajes en el Metro. Y la policía garantizando la seguridad. Luego dirán que ha habido un 90% de participación. En mi lugar de trabajo no.

    Sinceramente, me niego a pensar que como mujer, si llega el momento, deba convertirme en un mero soporte de un hombre y de una familia. Antes que mujer soy una persona con sus aspiraciones y necesidades personales y profesionales y, desde luego, no considero que esté genéticamente programada para ser auxiliadora y sentirme fascinada con estar a la sombra de nadie y luego recibir una palmadita condescendiente en la espalda tipo “qué buena chica que puede con todo” o “cómo sabe renunciar a su vida por la importancia de la de su marido o compañero de trabajo”. Un rotundo no.

    Los tics machistas los encuentro a menudo y, sorprendente y lamentablemente, también en profesionales jóvenes. Recientemente me vi obligada a dar un educado ultimátum a un directivo de otra empresa a golpe de teléfono (y créeme, dados los desastres que había cometido fui bastante comedida), la respuesta fue, literalmente, que si le llamaba para “echarle la bronca” me colgaba el teléfono. La imagen en mi mente fue la de un niño llorón ante su mamá o una compañera de escuela que le pega un tirón de pelos. No cedí, sino que aumenté el grado de exigencia, y en menos de 24h el asunto estaba resuelto. Lamentablemente, incluso en los negocios, los hombres todavía intentan jugar la baza de la sensiblería con las mujeres y hacerlas sentir culpables de exigir lo justo. Afortunadamente, cada vez menos mujeres caemos en ese juego, pero todavía hay demasiadas dispuestas a ceder.

    La verdad es que sería un debate larguísimo y de nuevo peco de novata en estas lides escribiendo demasiado para un comentario, pero no puedo evitar comentar sobre el comentario, Javier. Sin ser madre, mi opinión es que la mujer que cree que ha desatendido a sus hijos por su empresa, si se ha organizado bien, tiene dos problemas graves: la falta de apoyo de su marido (si éste existe) y posibles acusaciones por su parte; y la falta de seguridad en sí misma. Probablemente haya dado de sí misma más de lo que puede y aún se sienta culpable por no haber dado más. La prueba, con ejemplos extremos, está en hijos sobreprotegidos desde la infancia que luego son auténticos desagradecidos y un desastre laboral y personal; en oposición a aquéllos que han sufrido una total desatención o incluso no han conocido jamás a sus padres y terminan siendo personas de éxito laboral y personal. Es un poco como mis risas cuando dicen que desarrolla la inteligencia poner música clásica al vientre de una madre, que los hijos de los universitarios son los más exitosos y comprometidos, o que machacar a tu hijo con múltiples actividades intelectuales a temprana edad lo hará más inteligente. No todos los abogados son hijos de abogados ni todos los economistas son hijos de economistas. De ahí que a lo mejor un hijo no sea el mejor candidato a heredar la empresa, o al menos sus finanzas.

    Resumiendo, en mi opinión, el problema de la situación de las mujeres es que desde siempre se les ha pretendido inculcar un sentido de culpabilidad por todo, una servidumbre total y un sentido del sacrificio que nos intentan convencer que los hombres, los pobres, no pueden tener. Con ello se consigue, aún hoy (aunque quizás de una manera más sutil), coartar la iniciativa femenina. Así se pretenden eliminar las disputas familiares por la herencia de la empresa, reduciendo el número de candidatos.

    Eso sí, a veces las mujeres somos nuestras peores enemigas entre nosotras.

    Y que conste que no soy feminista ni activista… Ni me gusta el término “supermujer”.

  • Paloma Bellido
    Publicada a las 14:52h, 29 septiembre Responder

    ¡Hola Manuel!

    Como mujer, esposa, madre, trabajadora, emprendedora, y aspirante a liderar el negocio familiar, me animo a llamar tu atención sobre el hecho de que muchas de nosotras ya somos hijas de mujeres que a su vez hicieron posible el ser mujer, esposa, madre, trabajadoras, y en ocasiones emprendedoras. La mía lleva treinta ytantos años siendo una de ellas.

    Ellas lo hacían sin mucho alboroto, casi sin reconocimiento, y me atrevería a decir, que conseguían licencia para hacerlo, a cambio de que nunca descuidaran o desatendieran sus familias. Y esto es lo que creo que va cambiando, El hombre que camina junto a mi, el padre de mis hijos, no se siente amenazado cuando crezco, cuando tengo sed de aprender, ni mucho menos cuando aspiro a llegar profesionalmente lejos.Es más, es él quien me anima, quien me empuja. Por eso estoy con él. Y a él le debo haber seguido siempre hacia delante.

    Las mujeres como yo, vivimos haciendo equilibrios para que nuestros hijos, nuestras parejas y nuestras familias, no se sientan abandonados. Procuramos que los tiempos con ellos sean de mucha calidad. Invertimos cada minuto posible en comunicación. Y lo hacemos lo mejor que podemos, haciendo a todos (hasta los más pequeñitos de la casa) partícipes de nuestros logros.

    Sin embargo, hay algo que me gustaría matizar: las mujeres de las que yo hablo no estamos en absoluto interesadas por el poder. Por eso no hay rectoras (¿1 en España?), ni muchas presidentas de multinacionales, ni somos muy numerosas en los Consejos de Administración. Cuando una mujer, esposa, madre, asume estos retos, no es por poder. Son otras inquietudes las que le mueven (responsabilidad social, reto profesional, etc.) Y la compensación, debe incluir la posibilidad de conciliar la vida profesional y la familiar.

    Un abrazo, y adelante con tu blog, que abre tan interesantes debates.

  • Manuel Bermejo
    Publicada a las 16:47h, 29 septiembre Responder

    Montaña, gracias por tu comentario. Permite que rescate del mismo la idea de la ejemplaridad. Qué importante es dar ejemplo en la vida, en la empresa o en casa. Hay que predicar y dar trigo. No podemos pensar que las relaciones humanas en cualquier ámbito se van a poder gestionar a golpe de email. Hay que dedicar mucho tiempo a las personas y siempre intentar predicar con el ejemplo como apuntas. Si hacemos así las cosas tus hijas se encontrarán un mejor futuro

  • Manuel Bermejo
    Publicada a las 16:52h, 29 septiembre Responder

    Elena, comparto tu sensación de optimismo. Yo también quiero ver en mis compatriotas más sentido crítico. Muy enriquecedor, por otra parte, tu punto de vista como mujer. Entiendo perfectamente tu postura y por eso en el post hago énfasis en el papel que debe jugar la educación para no condicionar conductas ni en hombre ni en mujeres. Debemos fomentar una educación que nos ayude a pensar y a actuar, desde el resepto y la responsabilidad, con libertad. Gracias una vez más por ilustrar el debate con tus reflexiones

  • Manuel Bermejo
    Publicada a las 16:57h, 29 septiembre Responder

    Paloma, gracias por tu comentario y por tus palabras de ánimo. También quiero destacar una idea fuerza que observo en tus palabras: la necesidad de construir relaciones personales en las que prime el respeto mutuo. Si hay respeto, todo es más fácil y no se ve el mundo bajo la angustia de la continua amenaza. Así es imposible construir nada. Comparto a fondo el aspecto del tiempo de calidad. Claro que no podemos dar a toda la gente el tiempo que nos gustaría pero, al menos, ofrezcamos tiempo de calidad. Me llama la atención el enfoque que apuntas respecto al crecimiento profesional no tanto por el ejercicio del poder sino como llamada a la responsabilidad.

  • Paola Del Castillo
    Publicada a las 17:03h, 29 septiembre Responder

    Hola Manuel,

    Cómo decir muchas ideas en unas líneas… No me canso de leer en diversos artículos temas que hablan sobre el salario de la mujer, como aún hay diferencia con respecto a los hombres, e incluso podemos observar estudios que señalan que los puestos directivos están dominados por sexo masculino y qué decir del famoso «techo de cristal» que se encuentra las mujeres al intentar subir en su puesto laboral . Opino que todo ello se debe principalmente a dos puntos: El primero es que tradicionalmente, sobre todo en algunos sectores como es el primario, el trabajo ha sido llevado por hombres, y me remonto a un ejemplo no muy lejano, en mi generación anterior muchas mujeres tuvieron que hacer de tripas corazón para estudiar sus carreras, porque su objetivo en la vida para sus familias era casarse y tener hijos. Romper esto,( aunque ahora no esté de moda el machismo), no es tarea fácil. El segundo punto, aquí subrayo el comentario anterior de Paloma Bellido es que son las mismas mujeres las que escogen la familia por encima de su profesión, es decir prefieren por ejemplo un puesto de menos responsabilidad si esto le permite estar más tiempo con su bebé de cinco meses. Creo que es una cuestión de prioridades

    Por otra parte me gustaría hablar sobre la discriminación positiva como por ejemplo lo que realiza algunas administraciones al darle algún tipo de ventaja o beneficios a empresas llevadas por mujeres. Se puede dejar abierto el debate de si es una manera de equilibrar «la balanza» para llegar a la igualdad de condiciones entre géneros, o si por otra parte es una medida que sigue siendo discriminatoria. Hay personas que señalan que es simplemente una moda. en cualquier caso, dejo la polémica abierta por si se quiere hacer algún comentario

    Para concluir quiero decir que en mi opinión el emprender, el continuar con una empresa familiar,el ser líder, es más una cuestión de actitud que de género

  • Manuel Bermejo
    Publicada a las 17:11h, 29 septiembre Responder

    Paola, bienvenida de nuevo al blog. Por supuestísimo que la capacidad de liderar y emprender nada tiene que ver con el género, es una cuestión de personalidad, inteligencia, actitud, aptitud,….. Por eso defiendo que no debiera existir discriminación por sexo a la hora en que una empresa familiar define el sucesor. Que sea sucesor quien mejor perfil tenga para llevar la empresa al destino que hayamos decidido llevarla. Sea hombre o mujer, alto o bajo, morena o rubio,…….Creo, por otro lado, que las decisiones de vida se deben tomar sin tener en consideración las modas del momento. Respeto y admiro por su coherencia a quien decida renunciar a su carrera profesional por otras causas que son considere prioritarias, sea hombre o mujer. Como me dijo en cierta osación un importantísimo empresario latinoamericano, a los hijos debemos ofrecerles educación y mundo. Con esas presmisas tendrán más libertad para tomar su camino.

  • javier macias
    Publicada a las 13:19h, 04 octubre Responder

    Estimada Elena,
    Gracias por hacer referencia mi comentario. He de aclarar que no hablaba de ninguna familia en concreto, sino de un conjunto de familias y parejas donde he observado la dificultad con que se sigue el cambio de paradigma. Con fragmentos de diferentes protagonistas, he construido una sola referencia. Una referencia que comparte líneas generales con muchas otras familias que se encuentran en esa transición de un liderazgo masculino, a un liderazgo femenino. Estoy de acuerdo con Manuel en que todavía debemos asistir a un proceso de aprendizaje muy importante. Pienso que, en este aprendizaje, las familias que ya están asentadas en el liderazgo femenino pueden aportar experiencias de gran valor.
    Cordialmente,
    Javier.

  • Cristina Sánchez
    Publicada a las 14:37h, 08 octubre Responder

    Hola Manuel, espero que te acuerdes de mi, aunque es más fácil para el alumno recordar al profesor que al revés.

    De los días en los que tuve el placer de asistir a tus sesiones de trabajo en el AMP del Instituto de Empresa, año 2008, Valencia, recuerdo tu dinamismo y la revolución que supuso para mi el reflexionar sobre todos los aspectos del management al nivel que lo hacíamos esos días.

    También se puede decir que esos días también tuvieron que ver en la evolución de mi carrera profesional, ya que el pasado 1 de octubre, dos años después, he sido ascendida a Directora General de mi compañía, Dorsia Clínicas de Estética.

    Como directiva que compagina largas y agotadoras jornadas de trabajo con la crianza de tres preciosas niñas, me he sentido reconfortada por tus palabras. Ni que decir tiene, que las suscribo totalmente.

    Un abrazo,
    Cristina Sánchez
    http://www.dorsia.es/blog-directorageneral

  • manuel bermejo
    Publicada a las 15:54h, 08 octubre Responder

    Hola Cristina, gracias por tus comentarios y me alegro mucho de tus éxitos como directiva y como mamá de estas tras precisosidades.

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