FALSOS DILEMAS

FALSOS DILEMAS

Estimadas Familias Empresarias,

 

Creo que lo que destaca a las personas excepcionales, las instituciones excepcionales, o las empresas excepcionales es ir siempre un paso más allá en su autoexigencia. No quedarse en lo que se espera, en lo normal, en la media, sino avanzar por encima de las expectativas.

Estos tiempos complejos creados por el CoVid19 están suponiendo una extraordinaria oportunidad de comprobar el carácter sobresaliente de personas, instituciones o empresas. Permítanme que ilustre la cuestión con dos situaciones que ejemplifican muy bien la cuestión: una de carácter macro y otra de carácter micro. Dos falsos dilemas.

El primer dilema: ¿salud o economía?

A mitad del siglo XIV asolaba Europa la llamada “peste negra”. A principios del año 1348, en Lleida, un catedrático de Medicina,  Jacme d’Agramont, tuvo noticias de que al otro lado de los Pirineos, la peste había avanzado hasta el Rosselló, diezmando ciudades como Montpellier o Aviñón. D’Agramont entendió que era necesario tomar medidas antes de que el contagio llegara a la capital ilerdense y deja escrito el llamado “Regiment de Preservació”, un documento con sus métodos y recetas para afrontar la pandemia. Los pilares para la lucha contra la peste eran:  el confinamiento, la desinfección, la limpieza de calles, y la ventilación de las calles y de las casas. ¿Les resultan familiares? Para los amigos de la polémica histórica decir que “El Regiment” está fechado el 24 de abril de 1348, por lo que sería una obra pionera frente a quienes pretenden conceder ese reconocimiento al médico genovés Gentile da Foligno. Se estima que la “peste negra” , causada por una variante de la bacteria Yersinia Pestis, mató solo en Europa a un tercio de su población (unos 25 millones) entre 1347 y 1353.

El pasado 16 de Mayo de 2020 la epidemióloga española María Lahuerta, que trabaja en la Universidad de Columbia en Nueva York, declaraba en el periódico El Mundo: “No podemos pedirle a todo el mundo que se aisle otra vez”. La experta destacaba que la ciencia hoy dispone de medios para anticiparse al CoVid19.

No hace falta ser virólogo para entender que el estado de la tecnología hoy permite afrontar una pandemia con medios mucho más potentes que los que existían en la Edad Media. Por eso hay países que demuestran que se puede, y se debe, cuidar salud y economía. Basta hacer una matriz sencilla en la que comparar SALUD, medida por el ratio de muertes causadas por millón de habitantes, con ECONOMIA, medida en términos de caída de PIB, para comprobar que, solo en Europa, hay países que parecen estar cuidando ambos aspectos como Polonia, Austria, Portugal, Esolovaquia ó Alemania mientras que otros,  destacando especialmente Italia o España, aúnan una muy mala gestión de la salud y la economía.

El segundo dilema: ¿estrategia o táctica?

En el celebérrimo libor “El Arte de la Guerra”, escribe  SUN TZU, padre de la estrategia militar, en su capítulo III: ”Por lo tanto digo: conoce al enemigo y conócete a ti mismo, y en 100 batallas nunca estarás en peligro; cuando desconoces al enemigo pero te conoces a ti mismo, tus posibilidades de perder o ganar son las mismas; si desconoces tanto al enemigo como a ti mismo, con certeza estarás en peligro en cada batalla”. Sin duda una invitación al noble ejercicio de la reflexión y la planificación antes de ir a la guerra.

El concepto de estrategia se introduce en el campo empresarial a través de las teorías de Chandler (1962), Andrews (1962) y Ansoff (1976) que definen la estrategia como “la capacidad de determinar de manera conjunta los objetivos establecidos por parte de la empresa y las líneas de acción que se desarrollarán con el objetivo de alcanzarlo”. Podemos entonces interpretar la estrategia como un procedimiento adaptativo (“darwinista” es el término que personalmente suelo aplicar), encaminado a la consecución de una meta, como vehículo mediador entre las intenciones y los resultados a través de la interacción con el entorno y el despliegue de planes consistentes con la estrategia para alcanzar los objetivos definidos.

En momentos como el actual de profundas crisis surgen siempre voces de los que abominan de la estrategia. ¿Para qué una estrategia si el mundo cambia cada día? Pues precisamente para actuar con cabeza estableciendo objetivos, que pueden/deben cambiar cuando las evoluciones del entorno así lo aconsejan. Para ejecutar la estrategia existe la táctica, luego el dilema es cómo tener la inteligencia corporativa de aunar estrategia y táctica.

En medio de esta confusión que está generando la crisis del CoVid19, los empresarios visionarios ya han sido capaces de definir su plan objetivo para el cierre del ejercicio 2020. Por supuesto que, sobre esa base, irán iterando ese plan a medida que las circunstancias vayan evolucionando en sentido positivo o negativo. Y esos mismos empresarios visionarios ya están preparándose para afrontar la salida de la crisis con un claro afán de disponer de organizaciones muy competitivas para liderar el escenario post covid.

Permítanme un ejemplo de andar por casa. El pasado lunes 4 de Mayo escuchaba en algún programa de radio español las quejas de algunos peluqueros quejándose que se habían enterado con muy poco tiempo de que iban a poder abrir sus instalaciones. En paralelo, otro peluquero me enviaba por sms un mensaje instándome a reservar hora en su peluquería a través de su web, cosa que no conseguí, y me alegro mucho por él, hasta el 14 de mayo. Es la diferencia entre actuar con pensamiento estratégico a simplemente dejarse llevar por el mecanismo de acción/reacción.

En definitiva, nada de falsos dilemas. A nivel macroeconómico necesitamos cuidar la salud y la economía . A nivel empresarial precisamos estrategia y buenas acciones tácticas para alcanzar los objetivos definidos. Claro, que para gestionar sin falsos dilemas necesitamos líderes excepcionales, con la humildad e inteligencia para saber que hay que rodearse de muy buenos profesionales y mejores personas.

Hasta pronto. Incluso en estas circunstancias excepcionales, recuerda esto. No dejes de esforzarte por ser muy feliz que, al final del día, es lo más importante para ti y los que te rodean.

 

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